La tenaz resistencia de Ernestina Herrera de Noble a revelar los orígenes de Marcela y Felipe, los hijos apropiados durante la dictadura militar.
Juan Carlos Martínez
-Usted, señora, insertó datos falsos en dos expedientes judiciales con la complicidad de dos juzgados, robó dos chicos, les quitó al identidad y los asentó con un nombre falso.
Las palabras del entonces Juez Roberto Marquevich resonaron como una bofetada en el rostro de Ernestina Herrera de Noble. Nunca antes nadie se había atrevido a decirle en la cara lo que muchos sabían y no pocos. La ueña del grupo Clarin, por entonces la mujer más poderosa de la Argentina, la intocable, permaneció muda frente al juez y salió del juzgado de San Isidro con un destino impensado: la cárcel.
Desde aquella navidad del 2002 hasta junio del 2011, Ernestina Herrera de Noble eludió todo intento judicial para que Marcela y Felipe se sometieran a los análisis de sangre, tal como dice la ley, esos exámenes demoraron una década porque la mayoría de los jueces que han intervenido en la causa no se animaban a enfrentar el Imperio empresario- periodístico por diversas razones. Uno, por temor a perder su cargo; otros, por afinidad ideológica con los apropiadores de niños, y el resto porque le han puesto precio a su magisterio.
"La Apropiadora no es una historia novelada, un rompecabezas bien armado o un profundo análisis del caso más sonado de ocultamiento y mentira que posee la prensa argentina. Se trata de una pieza periodística sin desperdicio, donde el autor ha explorado fuentes, archivos y testimonios para brindar un recorrido casi enciclopédico por gran parte de los desamparos sufridos por la causa" Pablo Llonto
"En el país de lo indecible se llevaron a los militantes, y de entre ellos a las mujeres, y de entre ellas a las madres, y de entre ellas a los niños y niñas. Sí, también a los niños y niñas. Se llevaban la gente los bienes y el bien de bienes: su majestad el bebé" Ana María Careaga.
"La Apropiadora relata promenorizadamente este hecho y otros que demuestran que el entramado de intereses que impulsó y sostuvo la dictadira sigue tan vivo como entonces. La jerarquía eclesiástica, los grandes medios de difusión, las corporaciones económicas a ellos asociadas, los jueces que investigan y resuelven sobre crímenes de los que fueron partícipes, cohonestados para ocultar la verdad y encubrir sus ilícitos , recorren su páginas" Carlos Slepoy.
Sobre el autor: Juan Carlos Martínez inició su carrera periodística en la década de los sesenta en General Pico, La Pampa, su lugar de nacimiento. Allí dirigió los periódicos Zona Norte y Primera Hora, para luego dirigir el periódico Nuevo Diario de Santa Rosa. Ha publicado colaboraciones en La Arena y El Diario, ambos de La Pampa.
Durante la dictadura militar fue secretario de redacción del diario patagónico Río Negro. En la década de los 80 se desempeñó como corresponsal para la agencia Noticias Argentinas en Roma y luego para la agencia Diarios y Noticias en España donde publicó artículos relacionados con el terrorismo de Estado en las revistas Tiempo, Interviú y Cambio 16, en los periódicos El País, El Independiente y en el semanario gallego A Nosa Terra.
De regreso en la Argentina, trabajó como redactor en la agencia Diarios y Noticias y en la década de los noventa como secretario de redacción del diario La Reforma; luego condujo la agencia del mismo diario en Santa Rosa. En 2001 fundó el mensuario LUMBRE.
Es autor de "La abuela de hierro", editado en 1955 con prólogo de Adolfo Pérez Esquivel y epílogo de Estela Carlotto.
Además de su intensa actividad en el periodismo, Juan Carlos Martínez es socio fundador de la Asociación Anahí, entidad creada por Chicha Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.